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Paz y Ciencia

sábado, 13 de noviembre de 2010

Presentación del libro Winnicott para principiantes.



Link al sitio: http://www.espaciopotencial.com.ar/elpatio/sept_anio/imag_presentacionlibro.html

Palabras de Diana Golluscio en la Presentación del libro “Winnicott para Principiantes” en el Centro de Salud Mental Ameghino, el 2 de Diciembre de 2009.




Más sobre este tema en:

http://www.winnicottparaprincipiantes.blogspot.com

Sobremesa con Daniel Ripesi y Eduardo Smalinsky

Presentación del libroWinnicott para Principiantes por Raúl Yafar


La que sigue es la ponencia que he construido para acompañar la presentación del libro, deseo destacar un contexto indispensable: que ha sido concebida en clave coloquial, tratando de tender un puente entre el libro y sus autores con las personas que acudieron a la convocatoria, y en el marco determinante del Hospital, el Centro de Salud Mental Ameghino y su Escuela de Postgrado en Psicoanálisis.



He aquí una grata invitación: palabras que acompañen.

Más aún tratándose de compañeros: del Post-grado, del Hospital, compañeros de trabajo. Y más oportuno aún este encuentro entre compañeros en los tiempos que nos toca vivir en el hospital.



Por su parte, ellos, los autores, han decidido acompañar a principiantes. Eduardo Smalinsky y Daniel Ripesi van tomando el relevo de la palabra de Winnicott entretejiendo con la pluma irreverentemente tierna de Eulogia Merle un texto que son varios.

Nada más oportuno y consistente si se piensa que Winnicott dedicó su vida y su producción creativamente analítica a los principiantes y especialmente, a cómo acompañarlos.

No parecía pensar que alguien dejara de serlo alguna vez. Es más, bregaría porque no se ahogue el gesto espontáneo del principiante, sea éste niño, madre, adulto, psicoanalista…

Esa dignidad del principiante se percibe en la atención y el cuidado que Winnicott dedicó a dilucidar “el lugar del adulto en el niño y el del niño en el adulto” “Explorar las posibilidades que cada individuo tiene-cualquiera sea el grado de salud mental que posea- de aportar algo personal a sus propio desarrollo y de ofrecer una contribución original al medio en el que vive” (p. 4)



La autobiografía de Winnicott, de la que escribió sólo algunas páginas, que según su esposa utilizó para hacer frente a su problema inmediato de vida que era el problema de la muerte, se iniciaba con una frase de T.S.Elliot: “Lo que llamamos el principio es a menudo el fin y establecer un fin es establecer un comienzo. El fin es el lugar donde empezamos”.







Este libro, entonces, parte del fin para el principio: “¿Por qué Winnicott?”,preguntan los autores, se preguntan y nos preguntan. Y a partir de allí van trazando un itinerario. Itinerario del que señalaré algunos hitos: Pediatría y Psicoanálisis – Su formación psicoanalítica- Su teoría del desarrollo emocional- Los cuidados maternos- La función de ”presentación objetal”- El objeto transicional- El campo de fenómenos transicionales- El jugar- Verdadero/falso self- La tendencia antisocial- Usar al analista- El objeto analista- El concepto de uso- El discípulo Masud Khan- Los encuentros y desencuentros con colegas y antagonistas- Y finalmente un Glosario de términos y conceptos que reúne sintéticamente lo presentado, una suerte de Guía para el viajero-lector.



Dicho itinerario entrecruza y entrelaza la vida y la obra de Donald Winnicott; lo propio y lo ajeno del pensar y la práctica; los niños y los adultos; los textos y los dibujos…

Así el libro transcurre entre lectores-siempre principiantes ya que se trata de un libro nuevo- y autores (y entre ellos, que construyen una obra entre tres!). Entre ellos y Winnicott. Entre la práctica analítica y la de cada uno de los lectores –en el caso de analistas.



Produce en acto ese orden de experiencia que descubre y significa Winnicott y que constituye a mi entender el aporte más original, rico y complejo que el autor legó al Psicoanálisis y a la cultura. A saber: los fenómenos transicionales. * Se trata en los mismos del pasaje entre los subjetivo y lo objetivo. Tales fenómenos engendran un área intermediaria de experiencia, un espacio potencial, ni real ni alucinatorio, que existe entre el “adentro” y el “afuera”. En este espacio intermediario se juegan las condiciones de posibilidad -favorables o desfavorables- de la experiencia cultural.

Todo depende de cómo se acepte la paradoja de objetos que son y no son reales,son y no son ilusorios. Escuchemos a Winnicott: “Llamo la atención sobre laparadoja implicada en la utilización de lo que llamo objeto transicional. Pido que una paradoja sea aceptada, tolerada, y que se admita que no sea resuelta. Se la puede resolver si se huye hacia un funcionamiento intelectual que escinde las cosas, pero el precio que se paga es la pérdida de valor de la paradoja”*.



La puesta en valor de la paradoja entramada en esa zona tercera de experiencia es un lugar donde se expanden en Winnicott ideas freudianas fundantes : el Inconsciente como “dominio extranjero interior” y la transferencia como “ zona intermedia entre la enfermedad y la vida” .

Y que lo encuentra desencontrándolo, con Lacan en la noción de objeto a, en los nudos, en la concepción topológica de Sujeto.

El libro es especialmente revelador de polémicas, expone con claridad y franqueza,vitaliza los debates que han atravesado y atraviesan la práctica analítica, a través de la contrastación de posiciones clínico-teóricas (Melanie Klein: Anna Freud; Bion: Ferenczi; Lacan).

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** Adaptado del libro “Paradojas de la representación”, de Nelly Schnaith.







En todos los sentidos, es un libro para abrir, dialógico, donde se tejen también las imágenes con textos, los textos con imágenes, conformando un discurso heterogéneo, no compacto.



Como en el cómic, los dibujos no se limitan a “ilustrar” las palabras; iluminan, abren un espacio de síntesis, de humor, de condensación o de apertura según el caso. Así, es posible leer el libro siguiendo la franja central ilustrada, si quisiéramos como los chicos “ver los dibujos”.

Aventuro que a Winnicott le hubiera gustado esta presentación: él amaba dibujar. Según refiere su mujer, él no sólo se solazaba en casa con sus interminablessquiggles, recurso que ponía en juego con sus pacientes, sino que se entretenía haciendo dibujos terroríficos y divertidísimos.



Unas palabras para terminar yendo al principio:

Que Smalinsky, Golluscio y muchos otros compañeros nos iniciamos como principiantes bajo la guía de Héctor Braun es algo que deseo mencionar. Ya que este es el marco de la Escuela de Postgrado en Psicoanálisis que Braun y tantos compañeros fundaron en 1985.

Ojala este acontecimiento de hoy, haga a la experiencia de aquello que Donald Winnicott llamó crear lo dado.



Muchas gracias.

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